Preparación:
1. Lava los tomates y haz una cruz pequeña en la parte inferior de cada uno. Esto ayudará a pelarlos fácilmente.
2. En una olla grande, hierve agua y sumerge los tomates durante 1 minuto o hasta que la piel comience a desprenderse.
3. Retira los tomates y colócalos en un bol con agua fría para detener la cocción.
4. Pela los tomates y córtalos en trozos.
5. En una cacerola grande, calienta el aceite de oliva a fuego medio. Agrega la cebolla, el ajo y la zanahoria (si decides usarla) y sofríelos hasta que estén tiernos, aproximadamente 5 minutos.
6. Añade los tomates picados y cocina a fuego lento durante 30-40 minutos, removiendo ocasionalmente. La mezcla debe espesarse.
7. Incorpora la sal, el azúcar, el orégano, la albahaca y el vinagre. Ajusta los sabores según tu gusto. Cocina por 10 minutos más.
8. Llena los tarros de vidrio esterilizados con la salsa caliente, dejando unos 2 cm de espacio en la parte superior.
9. Limpia los bordes de los tarros con un paño limpio, asegúrate de que no haya restos de salsa, y coloca las tapas herméticamente.
10. Coloca los tarros llenos en una olla grande con agua hirviendo, asegurándote de que el agua cubra los tarros completamente.
11. Hierve los tarros durante 20-30 minutos para garantizar una buena conservación.
12. Retira los tarros del agua con cuidado y deja que se enfríen a temperatura ambiente. Asegúrate de que las tapas estén selladas correctamente (no deben hacer clic al presionarlas).
13. Almacena los tarros en un lugar fresco y oscuro. La salsa en conserva puede durar hasta 12 meses.