Preparación:
1. Lava bien los limones y ralla la piel para obtener la ralladura (solo la parte amarilla, evita la blanca que es amarga). Resérvala.
2. Exprime los limones para obtener unos 100 ml de jugo. Puedes ajustar la cantidad al gusto según la acidez que prefieras.
3. En un bol grande, bate la nata (crema de leche) con una batidora eléctrica a velocidad media-alta hasta que esté firme y forme picos suaves. No batas en exceso para evitar que se convierta en mantequilla.
4. En otro bol, mezcla la leche condensada con el jugo de limón, la ralladura de limón y una pizca de sal. Remueve hasta que todo esté bien incorporado.
5. Incorpora suavemente la nata montada a la mezcla de limón, usando una espátula y movimientos envolventes para mantener la textura aireada.
6. Vierte la mezcla en un recipiente apto para congelador, preferiblemente uno de metal para una congelación más uniforme.
7. Cubre el recipiente con papel film o una tapa hermética y lleva al congelador.
8. Deja congelar por al menos 4-6 horas o hasta que esté completamente firme.
9. Saca el helado del congelador unos minutos antes de servir para que se ablande ligeramente.
10. Puedes decorar con más ralladura de limón o con hojas de menta fresca